Josep Pla, 125 años sobre los manteles
En el Hostal de la Gavina de S’Agaró, en la Costa Brava, el escritor halló una calidez que le permitió, cual Proust ampurdanés, seguir levantando su catedral de la memoria. Este establecimiento celebra el aniversario del nacimiento de Pla con sus platos predilectos
Josep Pla, erótico e inédito

Pla escribe mucho (y bien) . En la soledad del Mas de Llufríu , pergeña las treinta mil páginas de su obra con letra apretada en la mesa ante la campana del hogar. El compañero sempiterno de las largas horas de escritura ... solitaria es el whisky Johnnie Walker etiqueta roja. Cuando alguien telefonea al Mas y el escritor no quiere conversación, pretexta estar reunido con el señor Johnnie Walker. Fuera de aquellos pocos metros cuadrados de hogar, cafés y whisky, en invierno el ambiente es glacial. Pla fuma en la cama y duerme poco , a veces vestido. Es el momento de emigrar hacia refugios más confortables. Como el Hostal de la Gavina en S’Agaró , donde sus propietarios, los Ensesa, le reservan la habitación 113.
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En la amplia suite de maderas nobles, los salones o la biblioteca de la casa Ensesa , conocida como Senya Blanca, Pla halla la calidez que le permite, cual Proust ampurdanés, seguir levantando su catedral de la memoria.
Pla come poco (y bien). Encarga ‘platillos’ y después de tres o cuatro cucharadas felicita a la cocina y da por terminada la degustación. «Tengo el estómago pequeño» , apostilla.
«El lujo, en el comer como en todo, me deprime. Siempre he creído que la mesa es un elemento decisivo de sociabilidad y tolerancia»
En 1971, con 74 años, el escritor ultima ‘Lo que hemos comido’. No es cocinero, ni gourmet, su filosofía gastronómica se sustancia en el sentido común: «Pido una cocina simple y ligera, sin ningún elemento de digestión pesada, una cocina sin taquicardias . El comer es un mal necesario y, por tanto, se ha de airear. Soy contrario al vino fuerte y de alta graduación. El vino dulce me horroriza. El vino ha de ser seco, fresco y de escasa graduación. No me gustan las cosas crudas, ni dulces, ni demasiado saladas. El lujo , en el comer como en todo, me deprime . Siempre he creído que la mesa es un elemento decisivo de sociabilidad y tolerancia ».
Se puede decir que el ampurdanés ‘aprendió’ a comer en sus travesías costeras con L’Hermós , «analfabeto, hombre feliz, hospitalario, pescador, marinero, cazador, gran cocinero». Partidario de la estacionalidad alimentaria gusta de los guisantes primaverales y las habas a la catalana. Inventa la dieta mediterránea , observa Vázquez Montalbán .
Inaugurado en 1932, el Hostal de la Gavina sirve de pórtico a la urbanización, bella simbiosis de arquitectura y naturaleza bajo la que serpentea, pinos y rocas, el Camino de Ronda entre la bahía de Sant Pol de Sant Feliu de Guíxols y la playa de Sa Conca de Playa de Aro. En su ‘Guía de la Costa Brava’ Pla ensalza el espíritu de S’Agaró por su buen gusto y «orden humano perfecto» .
El Hostal atrae al gran turismo internacional . En su libro de visitantes ilustres , Ava Gardner, Elizabeth Taylor, Valery Giscard D’Estaing, los Reyes de España Juan Carlos I y Sofia, Salvador Dalí, Josep Tarradellas, Frank Sinatra, Lawrence Olivier, Humphrey Bogart, Lauren Bacall, Cole Porter, John Wayne, Peter Sellers... En 1969 Pla escribe un artículo en la revista S’Agaró. Agenda cosmopolita: Dalí presenta ‘El atleta cósmico’, Sean Connery se limpia la arena de la playa , actúan Lucero Tena y Teresa Berganza, Pedro Rodríguez organiza un desfile de moda.
La cuarta generación Ensesa –Josep, Julia, Virginia, Carmen– celebra noventa años del Hostal y ciento veinticinco del nacimiento de Pla. El menú de aniversario, a cargo de Jaume Subirós, del Motel Empordà de Figueras y Lluís Planas, de La Taverna del Mar, haría feliz al ampurdanés: mejillones de roca, espinas de anchoas rebozadas, flores de calabacín, guisantes con butifarra negra…
Plato principal: langosta con pollo . Festiva receta que Pla comía de niño en Palafrugell: «La cocina es una especie de bautismo », advertía. Langosta y pollo fusionan mar y montaña con un sofrito milagroso.
Una especie de bautismo
Además del Hostal de la Gavina, Pla contaba con otro hospitalario refugio en el Motel de Figueras de Josep Mercader , otro amigo del ‘genius loci’. En 1952 da a la imprenta un libro titulado precisamente ‘Langosta con pollo’ que dedica a Mercader.
Pla conversa mucho (y bien). Pregunta más que habla, recuerda Gonzalo Valero, abogado de los Ensesa: «Nada de su mundo le era ajeno, excepto aquellos que no le interesaban y calificaba de ‘collonades’ , una palabra de universalidad conceptual significativa sobre la intrascendente, superflua y desechable nada. Hablar de literatura, viajes, acontecimientos sociales, personalidades, vecinos, amigos, conocidos y saludados…».
Conjugar comida y palabras nos diferencia del engullir salvaje, asegura Pla a Josep Valls, gerente del Motel de Figueras. Se lo dice en la mesa 26, reservada para él como la habitación 103 . Valls rescató en dos libros aquellas tertulias aromatizadas con cafés y whiskies. Enero del 76, diez de la noche. Mercader y Pla acaban de cenar. Inclemente tramontana . Pla cita a Chesterton, Robespierre, Cromwell y Maquiavelo al que admira porque decía las cosas tal como eran y no como creía que habían de ser. «¡Realismo es lo que falta en este país!», clama.
Pla abomina de los vinos cargados. Josep Roca, sumiller de Can Roca, recuerda cuánto desagradaba al escritor que en Cataluña se llamara ‘negro’ al vino tinto . Amante de los Borgoña, el escritor subraya que no son negros, sino color topacio.
¿Su pescado predilecto? La corvina : «Es tan buena, que no huele a pescado », ironiza. Y la carne, mejor estofada: a fuego lento, con una ternura accesible a la boca desdentada del comensal setentón. Lamenta que la electricidad sustituya a los fogones de leña o carbón vegetal; o que el frigorífico permita ofrecer alimentos fuera de temporada. «El camelo es inmenso», dictamina.
La Fonda Europa de Paco Parellada en Granollers es otro refugio culinario inspirador. Momento Pla. En el comedor no cabe un alfiler. Jueves, día de mercado: manteles copados por payeses y marchantes de ganado. Primera hora de la tarde. Pla escribe otro capítulo de ‘Lo que hemos comido’. Parellada se sienta con él. «Señor Paco, esto va muy fuerte…», comenta Pla. «Sí señor –contesta Parellada con satisfacción– Vamos sobre los 1.500 cubiertos a toda vela…».
Ignorado por el nacionalismo
Hijo de otro Paco, fundador del histórico Siete Puertas barcelonés, Parellada asesora al ampurdanés. Distingue tres clases de pollo: «Los anarquistas, o sea los que hacen vida libre, comen y vagan, a veces muy lejos de la masía habitual, llamados ‘gratapallers’ (‘rascacorrales’); los socialistas, que son los de granja, estabulados e inmovilizados; y el pollo señorial, que es el mejor que hay: la pularda ». Parellada y Pla llegan a una conclusión orwelliana: hoy, la mayoría de pollos son los socialistas de granja avícola.
También hablan de picadas . A Pla le encanta la de laurel , en el estofado de ternera y el escabeche. Ramón Parellada, tercera generación de la Fonda, evoca aquellas conversaciones invernales con su abuelo y su padre: «Cuando venía a la Fonda Europa, casi siempre entre Navidad y Reyes, mantenía con ellos largas sobremesas de whiskies y cigarro en mano … ‘Señor Parellada, no se olvide nunca del laurel. Hace buenas las cosas y es el olor indispensable de una casa. El olor de la acogida. No lo olvide nunca’, decía».
Volvamos al Motel de Figueras. La última vez que Pla ocupa la mesa 26 fue el 9 de abril de 1981 . Le acompaña el pintor y amigo Josep Martinell. No come y da unos sorbos al café. Respira mal y se queja de dolor bajo las costillas. Valls y Martinell le ayudan a llegar hasta el coche… « Creo que ya no le veréis más por aquí », susurra Martinell.
El 14 de abril, Pla quiere volver al Motel, pero ya no saldrá de casa. Muere el 23 de abril de 1981 : el año pasado se cumplieron cuarenta años que el nacionalismo que ignora al mayor prosista de la lengua catalana que tanto dicen defender no conmemoró.
Pla se lee mucho (y bien). Se le cita y recuerda. Hostal de la Gavina, 2022. Brindis con champán por los ciento veinticinco años del nacimiento de Josep Pla Casadevall. La mar parece un fragmento de su Obra Completa. Ondulante como la vida , su reflexión preferida del admirado Montaigne.
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